Cambalache
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“Juego
limpio”
En México, la afición futbolera es más fiel que
un perro con su dueño. Los aficionados al balompié dedican mayor tiempo y
pensamiento a su equipo, que a las problemáticas que afectan a la nación. Con
lo anterior no digo que el futbol sea malo, a final de cuentas es espectáculo
que entretiene a la población, distrae.
A poco tiempo que la selección mexicana
participará en el “mundial”, el favoritismo y confianza en el tri-color sigue
latente; tanto que, aficionados piden que los partidos del conjunto nacional se
realicen en México, y no en el extranjero como anteriormente se acostumbraba.
La petición fue aceptada y ya son varios los
partidos del conjunto mexicano que son jugados en estadios de la república.
Lamentablemente, la afición no muestra una conducta humana, pareciese que un
instinto animal los controla, claro, sin generalizar. Violencia en los
estadios, agresiones a jugadores y aficionados invadiendo las canchas de juego,
es la consecuencia quizá de la quita de mayas en las estructuras futboleras,
los estadios desprotegidos e incontrolable afición.
Pero la solución no está en la recolocación de
mayas de protección, en la revisión al entrar a los estadios, en la
masificación de policías o en evitar la entrada a todo público y partidos a
puerta cerrada, sino en cada persona amante del futbol, que entienda que existe
un respeto al otro, que las preferencias futboleras son distintas y que los
jugadores no son dioses que venerar, como para arriesgar su propia integridad solo
acercarse al actor del balompié, por un contacto efímero.
Como afición debemos comprender que el futbol
es espectáculo dirigido a nosotros, que para mantenerlo vivo, debemos respetar
y disfrutar de forma pacífica y ordenada, y responsable.
Creer en la prudencia y en el juego limpio.
Karly Noguez
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