De amores imaginarios a imposibles.
@EduardoCervada
Esta columna va dedicada, a mi Finn.
La obra que escribiera
William Shakespeare y lo saltara a la fama ha emergido de entre sus páginas
para posicionarse en historias reales y del día a día. Hablemos por esta
ocasión de “un amor a la Romeo y Julieta”.
Siempre he creído en este
sentimiento y más aún en los amores imposibles. Que créanme, tengo muchos algunos. Justamente hace
unos días, identificado con el tema, leí un artículo que me sorprendió.
EL texto explicaba que según
psicólogos esta manía de enamorarse idealizando a alguien puede clasificarse en
cuatro tipos: Amor fantasma, amor narcisístico, amores delirantes
y los amores difíciles. Los cuatro con una característica principal común, un
amor que jamás podrá ser consumado.
Expresa Julieta Venegas en
su canción Amores Platónicos:
“Que revolución hay en mi corazón y eso sin haberme acercado a tu balcón” y
pareciera tener razón, porque la inseguridad que nos rodea, frena la
posibilidad de acercarnos a nuestro amor imposible y hace conformamos con solo
verlo; diminuto o mínimo contacto hace que nuestro estómago y corazón revoloteen.
El origen de esto, para mí,
es complejo de inferioridad. El creer que alguien es mejor que tú, añadirle
virtudes que tal vez no tiene, idealizarlo, conlleva a convertirlo
inmediatamente en un amor que jamás podrá materializarse.
¿Quién de nosotros no ha
tenido un amor platónico? Tal vez mi respuesta es Todos. A través de este sentimiento
avivado por la imaginación podríamos descubrir el camino de lo que realmente
deseamos en el amor, lo peligroso sería estancarnos en ese mito.
Sin embargo lo ideal es perder
el miedo, ganar seguridad, acercarnos, conocer y finalmente amar.
Eduardo Cervada