lunes, 20 de octubre de 2014

Por Siempre Incondicional, César Ruiz

Por siempre Incondicional
César Ruíz Hernández




Lectores, si es que los hay. Hoy no intento expresar un tema político o social. Hoy no quiero demostrar mi repudio sólido contra este maldito sistema ni emparejar a quien lo merece. No pretendo contextualizar la situación del país, ni apoyar las revueltas consecuencia de los malos manejos de nuestros gobernantes. Hoy quisiera exprimir mi sentir hacia algo que hoy por hoy me acoge y asume en mi vida.
Dedico explícitamente estas líneas a aquellos recuerdos grandiosos al lado de Perla, mi perrita recién fallecida físicamente, su ser está lo siento y sé que vive. También  las dedico a aquel que ha sufrido una pérdida y siente lo que aún no asimilo.
No habrá sensación directa que iguale lo que por mi cuerpo corre, al menos no en mí, al menos no exactamente igual. Mi perlita falleció un martes, mismo día que se llevó un pedazo de lo que muchos presumen tener; ese martes que atravesó una línea del tiempo que parte ahora dos vertientes: una que es la real y la otra para mi mente también.  
Llegaste el último día del año, hace ya algunos; Ale y yo te conocimos pequeña, latosa y negra elegante, tal como siempre fuiste, aún lo eres. Tenías un pelo liso y una lengua larga gorda y muy colorida. A partir de ahí fuiste dejando huella en nuestras horas, tanto como tus pelos en la ropa o tus babas en los platos. Metías tu boquita en las jarras para tomar agua,  comías de las esquinas de la escalera por berrinche o curiosidad, tu fiel característica. Recuerdo que hubo una temporada en la que llegábamos a la casa y como recientemente habías tenido tos, apropósito tosías para llamar nuestra atención y voltearte a ver de inmediato, siempre nos sacaban lágrimas tus improvisadas actitudes, siempre fueron para bien; corrías, te acostabas y te revolcabas en el pasto del patio trasero; tu pelaje se acomodaba al clima. Conociste a los vecinos orejones, dos cocker como tú pero más grandes, se volvieron tus amigos y te cruzabas a su patio, escavabas en la tierra y lograbas estar toda la tarde ahí hasta que los vecinos humanos nos decían que estabas jugando en su sala o con sus hijos.
Fue un fin de semana, el día que desperté con los pequeños ruidos que provenían de muchos orejonsitos gordos como tú, eran seis, tú eras madre, yo quizá tío o abuelo, no sé pero te miré fijamente y sonreí. La cama de mis padres fue la primera luz que vieron los pequeños cachorritos, entre ellos León tu fiel y constante compañero y amigo, quien nunca maduró y a quien consentías tú misma y con quien conspirabas para tus travesuras gorila. Él nos distraía y tu llevabas la comida, casi siempre les funcionó, no sabes cómo valoro sus travesuras, además te confieso que sigo aprendiendo de ustedes.
Te viniste con León vestidos con pañal en un trayecto de dos días cuando llegamos a Pachuca, tu Cancún, nuestro Cancún, se quedaba atrás con tantas aventuras como cuando te salías por la ventana y mis amigos de la cuadra te perseguían por varias más hasta alcanzarte, eres popular.   En el frío tu pelo se esponjó ahora se dejaba ver más tu figura de oso y tu linda cara de gorila damita, como mi papá siempre te decía.
Recuerdo tu ladrido particular cuando llegaba alguien a la casa, tu recibimiento era único movías tus patitas como si no aguantaras la emoción y te doblabas al ver que te seguían el juego, llorabas y gemías de gusto y tus botas gordas y peludas las arrastrabas hasta hacernos sentir que te entregabas por completo al amor familiar, siempre sin condiciones. Tu caminar era gracioso, nada típico, muy parecido al de un oso cuando se dirige hacia su cueva o con su compañía, pero con amplitud de desplazamiento, como si quisiera ir chocando con cada cosa que se encontrara cerca, llamabas la atención y bien que la llamabas, jamás dejaste de ser una damita propia, linda y bien atenta. Te volteabas rápidamente cuando te encontrabas en el piso para que te pudiéramos rascar en tu panza y ponías la cara más tierna y suave cuando lo hacíamos. Siempre fuiste consentida, como todo cacho lo merece.
Tu forma de comer era alborotada, siempre podías seguir comiendo y comiendo, adorabas los bombones, cada día de tacos había unos exclusivamente para ti y León, glotones.
Tu sillón, es tuyo y de nadie más; tus cobijas y tu espacio de la cama solo se lo prestabas a León, pero como tú nadie lo complementa mejor. Tomabas el sol como si estuvieras en la playa, brincabas en el pasto en Popopark cuando lo descubriste, incluso de ahí te escapaste, pero como estaba muy oscuro no te quedó otra opción más que volver.
Te dejaste querer siempre lo hiciste, tu amor lo brindaste a todos, no puedo ni expresar lo que siento por ti, lo que causaste en esta gran familia. Sigue lloviendo Pachitas, sigue lloviendo mi Chispita, mi Gorilo o mi Perlita, cómo sea. Jamás me permitiré olvidar detalles de tu compañía en este mundo, quisiera volver a abrazarte o volver a acariciarte, sólo un minuto, aunque sea eso.   No soporto la idea de llegar a casa y no escuchar ya tu ladrido, no verte, no oírte u olerte, no imagino ese tipo de vida mi perlita, no lo hago. No soporto si quiera el pensar un día sin ti.
No sé qué haré, no sé que diré. Pero sí sé que fuiste lo mejor, siempre lo serás
. 
Inicia la leyenda que NOS motivará a dar cada paso hacia adelante, recordando tu compañía como estandarte de avance, siempre mi Pachitas.
Te recordaremos y querremos siempre como esa inmensa bola de pelos con cuerpo de oso que nos alegró y unió como Familia.
Tratamos durante estos años de darte la mejor vida posible, esperamos haberlo hecho bien mi Perlita, pero el destino no quiso que compartieras más tiempo a nuestro lado.
-Una perrita me enseño a ser leal, fiel y entusiasta, sin importar nada; también me enseñó a ser completo, sincero, real y único. Hoy lloro y sufro por su ausencia física, pero sé que vivió con todo lo que se puede vivir toda una vida plena y completamente Feliz.
Te adoro mi Pachitas HOY Y SIEMPRE. 
Te siento en mí, mi cachorrita...te siento
Descansa en paz, nos vemos pronto…


Facebook: Cesar Rue

Twitter: @cesar_Rue


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