domingo, 2 de noviembre de 2014

Cambalache


COMO EN LOS BUENOS TIEMPOS



Karly Noguez
@92Noguez
Strellitadelsur_92@hotmail.com



“De tin marin”, “las traes”, “pidos”, o “salvación por todos mis amigos”. Como no recordar aquellas frases que en nuestra infancia nos hacían felices. Como olvidar ese mundo donde los niños nos divertíamos con juegos sanos y llenos de inocencia, donde la imaginación hacía de las suyas, convirtiendo un simple cartón en una alfombra voladora, tal vez en un club secreto, o quizá en un auto. O que decir de una pelota, ese pequeño pedazo de plástico lleno de aire que nos podía entretener por horas.

Si, esos tiempos en los que los niños podíamos jugar en cualquier lugar y en horas tardías. Donde la única preocupación era que no nos dejaran jugar.

Lamentablemente hoy día, esos tiempos han terminado o se han ido desvaneciendo. La tecnología y la inseguridad se han apoderado de la inocencia de los infantes, de aquella magia e imaginación que poseíamos y de la certeza que lo único malo que se podía presentar, era que te quemaran en la bateada o que en las escondidillas te tocará buscar a los demás. Preocupados por una maldad de chocolate.

Los niños de la actualidad cada vez son menos inocentes y se interesan más por los juegos electrónicos, las muñecas con batería, las tabletas electrónicas, los celulares de moda, la consola de videojuegos, lo anterior por mencionar algunos. Una infancia perdida en el abismo de un mundo materialista y cada vez más fácil de alcanzar.

Esta inmediatez tecnológica, ha logrado que los pequeños- los que se dicen dueños del futuro- quieran obtener las cosas de manera fácil; como ejemplo: las tareas no son realizadas en su totalidad por ellos, sino por una máquina devoradora de cerebros, o que decir de los aparatos electrónicos no muy actos para niños menores de 12 años, los cuales regularmente son obsequiados en navidad, en un cumpleaños, o el mismo día del niño, claro, sin antes hacerles ver que todo conlleva un sacrificio, el enseñarles a ganarse las cosas, sin consentimientos.

Como sociedad, debemos aprender a balancear la situación y a poner límites a la adicción tecnológica; que en su mayoría, genera seres sin lucha, sin sacrificios, mediocres que esperan la vida fácil, un estatus. No digo que la tecnología en la infancia o a cualquier edad sea mala, puesto que aportan herramientas y destrezas para el aprendizaje. Pero, no olvidemos que el balance y los valores tienen que estar en primer lugar.

Y tú, ¿Te acuerdas de tu infancia?

Pidos!! Para que lo vuelvas a vivir.

Twitter: @92Noguez 

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