Revolución Musical
Jessica Medina
@jettimedina
Mezcla de ritmos interpretados que van desde la fuerza de un terremoto hasta la suavidad de una brisa en plena soledad, en diferentes tiempos, formas e idiomas. Un fenómeno que ha cambiado y creado modos de vida, culturas, ideologías, personalidades y lugares. Una masa que ha estado presente a lo largo de la historia representando países, guerras y momentos cotidianos. La magnitud que siempre nos acompaña en fiestas, quehaceres del hogar y en nuestros momentos de tristeza, enojo y alegría. Porque ¿quiénes no nos hemos sentido identificados con la letra de una canción?, ¿quiénes no hemos sentido emociones en el cuerpo al escuchar las vibraciones sonoras hasta el punto de hacernos cantar y bailar? y ¿quiénes no hemos sentido la adrenalina o la satisfacción recorriendo nuestro cuerpo al estar presentes en un concierto?
La música es una de las expresiones con mayor fuerza, intangible pero capaz de propagarse a miles de distancias, con múltiples mensajes y ritmos que quizá no todos sean de nuestro agrado. Unos criticaremos a ciertos géneros y a otros los defenderemos, por gusto la mayoría de las veces, por influencia o por cultura, sin embargo, más allá de estos factores, existen algunos géneros a los que, creo, podemos y debemos utilizar para concientizar, visibilizar y cuestionar lo que otros no pueden decir, ver, o simplemente para expresar nuestra realidad. ¿Por qué? porque la música tiene un poder de convocatoria brutal, más que cualquier manifestación social o evento festivo, y es la que ha logrado ocupar y crear espacios que se han convertido no sólo para ir a escuchar música sino también en ámbitos culturales y sociales, ojo, no hablo sólo de los músicos que tienen una gran trayectoria y reconocimiento público, igual de los undergroud que así como los “grandes” a base de sus experiencias, pensares ideológicos o de conciencia quieren expresarse para que su idea se disperse.
El Rock, Hip-Hop, Ska, y Reggae, son los que están más presentes, y el punto radica en que viendo nuestra realidad a futuro, pueden ser ellos, junto con nosotros, los que podamos hacer una re-evolución conciencia, quizá suene utópico, pero si en 1969, Woodstock, Estados Unidos, 1971, Avándaro, México y 2000, Exit, Serbia, hubo multitudes de estudiantes y jóvenes hastiados de guerras y violencia, ¿por qué no se podría aún más que como fueron estos?, y sí, hubo drogas, sexo y alcohol y los llamaron ¿desubicados?, ¿rebeldes?, pero quién no se desataría de esa forma viviendo en países en donde todo se clasifica, estereotipa y discrimina, cómo es que no se va a disfrutar abiertamente después de tantas represiones, desapariciones y muertes, que por cierto, el día de hoy no han terminado.
Siguiendo en el punto, creo que se puede construir conciencia desde esa trinchera, volviendo a crear el concepto de libertad de expresión que actualmente se está dejando ir, pero, no sé, quizá tengan que pasar décadas para que, tanto los que hacen música y los que la escuchan se den cuenta que es necesario, quizá sólo cuando nos hayan quitado todos los espacios de expresión y la violencia y el control en el que nos tienen haya llegado al tope, pueda pasar. Y no estoy estigmatizando gustos, pero sí tratando de que reflexionemos en que no debemos dejar que se pierdan esas intenciones de expresar con un sentido social y de conciencia a través de esta “herramienta”, la música. Aunque, claro, hay excepciones que podría criticar razonablemente pero lectores, eso es PUNTO Y APARTE.
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