domingo, 21 de septiembre de 2014

Tocando Puertas


Dos tipos de Mexicanismos


César Ruiz Hernández


Este es nuestro mes como país, es nuestra devoción patriótica por sentirnos plenos, unidos y orgullosos de ser bigotones, sombrerudos chaparros y cabrones, o al menos definirnos así… pero sobre todo “chingones”, con la amplia expresión de la palabra si es que así se denomina. Probablemente pudiese definirse también como un estilo o plus, clásico es cuando requieres dar un extra en alguna actividad o resaltar ante una situación, hay que “ponerse chingón” o “chingarle”. En pocas palabras el adjetivo se convierte en verbo o sustantivo y adjudica distintos significados, todos ellos para bien (Sólo los mexicanos nos entendemos). 
En mis textos distinguiré cuatro tipos de mexicanos que a mi parecer ocupan ideológicamente un estilo de personalidad en contexto a nuestra identidad como nación. En esta ocasión únicamente por cuestiones de espacio hablaré de dos, y la segunda mitad en la próxima lectura. 
Los primeros son los llamados patriotas de cajón, típico ciudadano que asegura sentirse ameno a levantar la tela tricolor cada quince de septiembre y cada que su medio de comunicación favorito le indique empaparse de mexicanidad, enciende su mecha y sin raciocinio sigue a las masas, sonríe y siente aprecio por los logros de su nación, por impensable que se lea, en ocasiones es típico verlo platicar anécdotas de artistas o famosos mexicanos a sus amigos y dice conocer del tema, es común compartir datos curiosos de la historia de nuestro país y perfila su personalidad aunque sea momentánea como alguien amante de su tierra, algo que bien supone sólo es por ratos o según sea el caso, pero no permanece dentro de su cotidianidad. Es un cabrón cada que se requiere tenerlo estereotipado, es un receptor de pretextos y un actor inherente en una sociedad que no cuestiona; es fácil de seducir como patriota y “cae” en cada evento o concierto motivo de fiestas patrias por el hecho de asistir, sin siquiera gustar del artista en escena o de la situación. Su única razón es irracional, es decir no existe más que su concepto amorfo. 
Es un claro expectante del show y de la burla, su favorita, la comedia trágica por su concepto de baja calidad y aprueba el seguir íconos estúpidos mediáticamente impuestos. Se aferra a la palabra, cita y actuar de los clásicos o de quienes embarran su esplendor mediante una excitación colectiva. Es uno más del continuo y mal producente montón; y a pesar de en ocasiones saberlo, es indiferente ya que se consagra a ser normal. 
Es un mexicano promedio, que prefiere vivir y dejar vivir a intentar interrogarse más allá. Su mexicanidad es obvia y constante, es tequilero y panzón o al menos así se siente. Y su comodidad es basada en el chismear o reír de alguien. “Mexicanote de coraza y de la raza”, fiel a lo que dice, el problema es que lo que dice solo lo reproduce de los modelos básicos de los libros de texto gratuito. 
El otro mexicano es contrastante a nuestra primera categoría, un devenir y seudonacionalista que prefiere en estas fechas tomar el pretexto del simbolismo para su propio gusto, y así expresar su filosofía. Su fin no es adaptarse al concepto de la efeméride. Es quien presume no ser anticuado en fanatismos de ninguna índole, es quien expresa su intelecto demostrando su poco mexicanismo, o su idea de transformar al mundo no compete con el hecho de naciones y fronteras. 
Asegura que el hecho de haber nacido en una república, es irrelevante al concebirse parte de un mundo global, donde su ideología resume en que somos iguales y no existe necesidad de celebrar la distinción de culturas. Es quien dice ser diferente por no festejar como los del primer punto. Es quien en ocasiones le apuesta a no ocupar nada que lo haga ver como parte del sistema, nada que lo relacione con el concepto de mexicanidad, para así buscar propagar la distinción entre sombreros largos que alaban el maíz y el mezcal, y la mentalidad de “no hay nada que celebrar”. 
Ellos son quienes prefieren estudiar los patrones de actitud de las masas y analizarlas, y buscan la crítica como adecuación de vida. Su referente es la autonomía y la autodidaxia y sobre todo la colectividad, pero negando rotundamente ideas autoritarias, dictatoriales o que asemejen con las sistémicas clásicas. Esta contra los paradigmas y esquemas del mexicano sonso y gandalla, contra los abusos y el consumismo en estas fiestas, por ello define su postura incongruente al festejo y no quiere decir que sea antipatriota (porque nuestra cultura no nos lo permite) pero si se acomoda en el punto más cercano a este concepto. 
Estas dos categorías de mexicanos son claramente contradictorias, la importancia de definir posturas es evidente en nuestra actualidad, la siguiente semana describiremos las restantes haber si tú lector te identificas con alguna, si es así, cuestiona el por qué. Siempre cuestiona.

Facebook: Cesar Rue
Twitter: @cesar_Rue

No hay comentarios:

Publicar un comentario