domingo, 12 de octubre de 2014

Efectos Colaterales


SIN RUMBO.
Por: Sol Campero.
La herida volvió a abrirse, como cada año las memorias de muchos se evocaron a uno de los hechos más repugnantes, salvajes y tristes en México, la matanza estudiantil de Tlatelolco. De la cual se hablado, escrito, contado y sobre todo reclamado, porque este acto atroz ha quedado impune. La sociedad exige justicia para quienes por el sólo hecho de pensar diferente y reclamar igualdad, de salir a las calles a pedir autonomía, para quienes por gritar sus ansias de libertad fueron acallados para siempre.
Sin embargo hoy en día el derecho a expresar las exigencias colectivas sigue siendo una acción reprimida por las altas esferas del poder, varias de las marchas que proclaman derechos fundamentales son atacadas y condenadas en muchas de las ocasiones. Cierto es que la constitución “garantiza” la libertad de expresión en el artículo 6ª, pero, ¿qué tan dispuestos están a cumplir dicha ley?, probablemente no demasiado y las acciones lo demuestran.
Es por eso que una manifestación debe tener propósitos claros, tomar en cuenta que al salir a la calle no debemos ser como un rebaño siguiendo a pastores, que a veces sólo distorsionan la verdadera esencia que lleva a la ciudadanía a buscar soluciones mediante pancartas o discursos, porque no existe nada heroico en salir inquiriendo suscitar la violencia o expresando mensajes a medias, que no son claros y pueden dar “motivos” de crítica; sobre todo, porque muchos de quienes participan en las marchas somos estudiantes, pero hoy, estos estudiantes no tienen la convicción ideológica  de cambiar verdaderamente con el poder de su derecho a la manifestación las condiciones de vida en el país.
Así que la próxima vez que nos manifestemos sería bueno primero tener muy claro el porqué lo estamos haciendo, de este modo nadie podrá tachar de tibio el temple de los jóvenes mexicanos.



Twitter: @LeonoraZolezkaa

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