domingo, 12 de octubre de 2014

Un poco de historia, más de reflexión



Itzel Jiménez Cruz
@Itzel_Justice

El temazcal, ese baño tradicional indígena, en el que las personas a través de su sudor, desintoxican su cuerpo, si,  ese es el tema de hoy. Parece ser algo sencillo, pero el baño de vapor o temazcal, consiste en algo más que solo verter agua sobre piedras volcánicas calientes y hierbas aromáticas. Es una forma de conectarse con el ser interior, y confrontar las partes obscuras del mismo para que el espíritu renazca  y sea más libre que cuando entro a esta especie de cueva o recinto de forma esférica, o por lo menos esos creían los indígenas.
Desde tiempos muy remotos, esta práctica ha existido, pero siempre ligada a la idea de purificación, sin embargo con la llegada de los españoles, su finalidad cambio. Los baños comenzaron a aplicar la herbolaria para combatir enfermedades y padecimientos que los españoles trajeron consigo, y claro, ellos ni siquiera tenían un conocimiento claro de las plantas y en ocasiones, en lugar de servir como un baño terapéutico, el temazcal fue un foco de enfermedades y de estados alucinógenos. Ya después de esto, fue cuando los prohibieron, pero más que nada fue porque los aborrecía la de que varios hombres y mujeres estuvieran desnudos en el mismo lugar.
Como sea, el temazcal es una tradición que hasta nuestros días sigue poniéndose en práctica. Se ejerce por las personas que quieren o necesitan aliviarse de sus padecimientos y están dispuestos a soportar el intenso calor y la sensación de sofocación, además de la intimidante penumbra. Sin embargo las personas sanas, también se adentran a este baño, solo por vivir la experiencia.

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