sábado, 9 de agosto de 2014

A Cuadro

Fernando Castañeda Santillán



Yo las prefiero rubias



Algunas actrices de cine son marcadas por un papel o por una película, algo que hace que los reflectores y las cámaras de los medios estén sobre ellas, el mismo caso es si hablamos de los actores, pero sin duda para mi hay alguien que logró lo que muchas mujeres (y algunos hombres) de esa industria quisieran lograr y que hasta el día de hoy no hay quien pueda lograrlo, ser una verdadera estrella de cine, ella es Marilyn Monroe.

Una mujer que vivió rodeada de un sin fin de mitos y rumores de su tumultuosa vida, en particular de su paso por la industria cinematográfica. Muchos sabemos que Marilyn es considerada una de las mujeres más bellas que nos ha dado Hollywood, todo un símbolo sexual; es esta característica y algunas más: amoríos con hombres famosos (incluyendo al presidente de EUA, John F. Kennedy), una infancia inestable e incluso sufrimiento de abuso sexual, las que envuelven el mito de la rubia más famosa del cine.

Hace un par de días se conmemoró el quincuagésimo segundo aniversario luctuoso de su muerte y me puse a pensar en el legado que dejó Marilyn a la industria del cine, uno podría considerar que realmente no fue del todo una actriz, sino una mujer que inició con esta “moda” de ser sexy para vender más. Es notable reconocer que está característica le funciono muy bien, tan bien que no hay quien en nuestros días se pueda comparar con lo logrado por su persona, Marilyn Monroe sabía lo que podía obtener con su más grande papel, la rubia californiana “tonta” y sexy; una ACTRIZ que trascendió más allá de la pantalla grande.

Se dice mucho que sufría de una doble personalidad, frente a las cámaras y a los reporteros era esa mujer que todo hombre deseaba tener a su lado: una fémina sexy, extrovertida, simpática y con una belleza inigualable; pero tras bambalinas era una mujer frágil, insegura, incluso me atrevería a decir que era una niña que lo único que pretendía era jugar a actuar a ser mujer.

El mito de Marilyn es eso, un gran mito, algo que es inexplicable de estudiar, una mujer que causó una revolución de fama en su tiempo, tal vez era lo que todo hombre deseaba tener, tal vez era lo que toda mujer deseaba ser, una estrella de cine, un símbolo sexual. Sin temor a equivocarme, ese misticismo en su persona es lo que sigue cautivando a muchos, me incluyo en esos tantos.

Otra señorita Monroe no habrá, otra rubia que cautive miradas como lo hacía ella tampoco, pero no se puede negar el legado que dejo, la brecha que hizo para que muchas intentaran copiar su estilo, su estandarte. Por ahora solo nos queda revisitar su filmografía, divertirnos con sus papeles en comedias románticas y de esta forma seguir admirando su belleza.

Es claro que a partir de ella… los caballeros las preferimos rubias.


Twitter: @castanedafers

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