Fernando Castañeda Santillán
Yo las prefiero rubias
Algunas actrices de cine son marcadas por
un papel o por una película, algo que hace que los reflectores y las cámaras de
los medios estén sobre ellas, el mismo caso es si hablamos de los actores, pero
sin duda para mi hay alguien que logró lo que muchas mujeres (y algunos
hombres) de esa industria quisieran lograr y que hasta el día de hoy no hay
quien pueda lograrlo, ser una verdadera estrella de cine, ella es Marilyn
Monroe.
Una mujer que vivió rodeada de un sin fin
de mitos y rumores de su tumultuosa vida, en particular de su paso por la
industria cinematográfica. Muchos sabemos que Marilyn es considerada una de las
mujeres más bellas que nos ha dado Hollywood, todo un símbolo sexual; es esta característica
y algunas más: amoríos con hombres famosos (incluyendo al presidente de EUA,
John F. Kennedy), una infancia inestable e incluso sufrimiento de abuso sexual,
las que envuelven el mito de la rubia más famosa del cine.
Hace un par de días se conmemoró el
quincuagésimo segundo aniversario luctuoso de su muerte y me puse a pensar en
el legado que dejó Marilyn a la industria del cine, uno podría considerar que
realmente no fue del todo una actriz, sino una mujer que inició con esta “moda”
de ser sexy para vender más. Es notable reconocer que está característica le
funciono muy bien, tan bien que no hay quien en nuestros días se pueda comparar
con lo logrado por su persona, Marilyn Monroe sabía lo que podía obtener con su
más grande papel, la rubia californiana “tonta” y sexy; una ACTRIZ que
trascendió más allá de la pantalla grande.
Se dice mucho que sufría de una doble
personalidad, frente a las cámaras y a los reporteros era esa mujer que todo
hombre deseaba tener a su lado: una fémina sexy, extrovertida, simpática y con
una belleza inigualable; pero tras bambalinas era una mujer frágil, insegura,
incluso me atrevería a decir que era una niña que lo único que pretendía era
jugar a actuar a ser mujer.
El mito de Marilyn es eso, un gran mito,
algo que es inexplicable de estudiar, una mujer que causó una revolución de
fama en su tiempo, tal vez era lo que todo hombre deseaba tener, tal vez era lo
que toda mujer deseaba ser, una estrella de cine, un símbolo sexual. Sin temor
a equivocarme, ese misticismo en su persona es lo que sigue cautivando a
muchos, me incluyo en esos tantos.
Otra señorita Monroe no habrá, otra rubia
que cautive miradas como lo hacía ella tampoco, pero no se puede negar el
legado que dejo, la brecha que hizo para que muchas intentaran copiar su
estilo, su estandarte. Por ahora solo nos queda revisitar su filmografía,
divertirnos con sus papeles en comedias románticas y de esta forma seguir
admirando su belleza.
Es claro que a partir de ella… los
caballeros las preferimos rubias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario