Por:
Sol Campero.
Roger
Martin Du Gard.
Hablar de olvido como un proceso originado en la
psique individual según la psicología tiene causas distintas: por interferencia
cuando tratamos de recordar algo previo o posterior a un hecho pero no podemos,
existe también el que es ocasionado por el desuso de un recuerdo y otro que
tiene su origen en lesiones o degeneraciones cerebrales como el Alzheimer, sin
embargo no me interesa ese tipo de olvido, yo quiero hacer alusión a aquel que
es inducido, sí, al olvido más común de todos, el olvido de los sueños.
En esta vida tan apresurada, sintética y compleja,
hemos puesto la mente en modo “limpieza automática”, dejando atrás ilusiones y deseos, porque es mucho más
sencillo no esforzarse, tan sólo ser como Henry Chinasky y seguir la senda del
perdedor que Bukowski plasmó en su libro, olvidando la esencia verdadera de
existir, para convertirnos en despojos de la suerte, hiendo por ahí sin metas,
renegando de todo incluido de nosotros mismos.
Nos hemos olvidado de amar, pero más que nada de
aquellas personas que alguna vez amamos, con esta manía de querer sentirnos
plenos sólo por el lado de la felicidad, entonces lo usamos y traemos a la
mente información de recuerdos tristes o dolorosos, abandonamos lo que nos
conviene por comodidad y de este modo nos convertimos en manipuladores del
olvido.
No lo utilizamos como un ejercicio necesario para
el bienestar mental, no, simplemente olvidamos lo que queremos, yo más de una
vez he aplicado esta fórmula infinita que se repite continuamente, tan
acostumbrada a también ser motivo de olvido.
Quien me diga que nunca lo ha hecho seguramente le esta
ordenando a su mente suprimir el recuerdo para voltear cínicamente la pagina y
sonreír por las nuevas memorias, aunque no sé si yo misma en algunos años
recuerde de qué estaba escribiendo, el día 4 de septiembre de 2014 a las dos de
la madrugada.
Twitter: @LeonoraZolezkaa
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