Tocando Puertas
César Ruiz Hernández
La televisión: Un
problema constante en México
-Un problema afecta, por consecuente se debe reparar.
La televisión es causal de hábitos, aptitudes, actitudes,
costumbres, coloquios, estereotipos, conquistas, conductas y tendencias.
Caja constructora de sensaciones, que cerca de entretener y
desplegar una gama de emociones, queda extremadamente lejos de convertir las
conciencias en críticas y razón, la imposición mediática y cotidiana es
transferible y dictada por cierto grupo destinado, similar a una moda cuando se
extiende por conducto de una época o ideología, sólo que ésta es impuesta
inconscientemente a través de un supuesto ícono vendido regularmente como
brillante y ejemplar, es decir, que es percibido como un líder de opinión o un
líder de palabra y que en una realidad social, económica, cultural, pero sobre
todo en calidad crítica de una nación refleja deterioro y pérdida del interés
progresista.
Esto sucede constantemente en México, es un triste ejemplo
de un sistema televisivo que afecta gravemente en la conducta del público, tal
como Jenaro Villamil menciona en su libro: “La televisión que nos gobierna,
modelo y estructura desde sus orígenes”, “En México no cambia nada, menos la
estructura de la televisión”, es decir el control de un medio de comunicación
por parte del poder y los intercambios entre concesiones y mensajes, acorde a
un establecimiento de la fuerza empresarial y política.
Villamil menciona en su libro, que la clave para conseguir la estrecha relación entre las
televisoras y el poder en turno, ha sido precisamente “la lealtad” que se tiene
por parte, en este caso de Televisa hacia los presidente de México y el partido
gobernante; tal como se han efectuado los constantes monopolios y las grandes
empresas con el poder.
Villamil acierta en el punto que la empresa que ha sido de
los Azcárraga por siempre, resultó de la fórmula exitosa, independientemente de
su conexión “favor por favor” con el poder, por su capacidad de entretenimiento
primario, que es el mismo que se establece hasta nuestros días: El melodrama,
el espectáculo de las estrellas de la música y del cine, así como el
entretenimiento general para generar audiencia.
El gobierno a través de los años fue impartiendo una
clase de convenio que así como le iba
dando resultando, también iba estipulando ideas, en pocas palabras consensando
una inversión tanto económica como de poderes, claro a su beneficio. La
infraestructura conseguida a costa de millones de pesos, fue en su gran mayoría
destinada para una sola empresa: televisa. Como sabemos la televisora más
grande del país y de importancia en Latinoamérica, pero no por su tamaño ni
calidad (que resulta en declive), fue realmente como re atribución por su gran
labor de control comunicacional, y por supuesto, por su exposición implícita de
tendencia: tendencia única, tal como Azcárraga Milmo mencionó hacia los medios
de comunicación en 1987: “Somos del PRI, siempre lo hemos sido y haremos todo
los posible para que nuestro partido gane”.
Podemos limitarnos a decir que La Secretaría de
Telecomunicaciones y Transportes ha protegido los intereses de Televisa por
siempre, sabemos que es verdad, tal como ahora sucede también con TV Azteca y
alguna otras televisoras, pero sabemos que no sólo es esa institución sino que
relacionan muchas más, desde la Secretaria de Hacienda y crédito Público, la
Procuraduría Federal del consumidor, La secretaría de gobernación y por
supuesto con extrema discreción el gobierno federal.
La televisión es el medio de comunicación más influyente del
mundo, aún ahora con internet, y las comunes redes sociales, sigue penetrando
en la gente cual un inductor o preciso conductor de perspectivas. Meciona Marsshall
Mc Luhan “El medio es el mensaje”: frase simple y a la vez tan compleja, llena
de verdades aunque innovadora de perspectivas. Según el periodista que
frecuentes leer, la televisora que acostumbres ver o la radiodifusora que
acostumbres escuchar, el mensaje directo será diferente y en México esto es
posible comprobar desgraciadamente con cualquier noticia de carácter político,
de luchas sociales, pleitos gubernamentales o inseguridad; y en elecciones es
cínicamente visible el desastre comunicacional que se vive en televisoras
principalmente Televisa y TV Azteca, donde el descaro es extremo (sin
intenciones de buscar otra descripción adjetival).
La televisión ha sido testigo de eventos inolvidables, tales
como: la llegada del hombre a la luna, el funeral de J.F. Kennedy, campeonatos
mundiales de futbol, entre otros. Pero lo importante no es transmitir, eso
sucede en todo el mundo, ya no es algo extraño ni fuera de lo común, es algo
cotidiano; lo trágico de esto es lo que no se transmite, los sucesos que pasan
desapercibidos, lo que esconden las televisoras y lo que quienes se centran en las grandes cúpulas del
poder no consideran conveniente por obvias razones que se sepa.
Por cuestiones que atribuyen al silencio, desvío o
manipulación de la información, existen sociedades como la mexicana, en su
mayoría desinformadas, controladas y con esquemas sensoriales similares, debido
a que son clientes constantes de las mismas cadenas, y por inducción o
costumbre asimilan y “creen” lo que se les muestra sin alterar su punto de
debate o de duda (indispensable para consolidar la búsqueda hacia la razón).
Raúl Trejo Delabre define a Televisa como el quinto poder
(en un libro que coordinó con otros investigadores), esto por la gran
relevancia que implica, en cuestiones sencillas, con manejar estereotipos,
modas, frases típicas o actitudes para crear en base a su comunicación de masas
una sociedad de control.
Los ingresos de la televisora han resultado inmensos, y
Televisa se ha consolidado como una de las empresas más poderosas e influyentes
en México, es fundamental en la búsqueda del poder, de cualquier partido
político, y desgraciadamente lo que dice, para millones de mexicanos es la verdad.
Músicos, futbolistas y algunas de grandes carreras populares
son procesos comenzados a través de estas televisoras, son historias impulsadas
y apoyadas, con el fin de crecer como empresa, teniendo así gente que por su
propio beneficio quede amarrada “dando y dando pajarito volando”, pero cuando
surgen problemas son carreras terminadas también, sin pena.
El homo videns que describía Giovanni Sartori, es claro, no
efectúa razón propia o por lo menos no es intuitiva, sigue prototipos
mediáticos que acostumbra visualizar.
La televisión hoy en día descubre a un México falso, un
México que en constancia no vemos al salir a las calles, describe fundaciones inexistentes,
y presenta a unos políticos que aparentan brindar su apoyo claro a la sociedad,
casualmente a funcionarios que pertenecen al poder en turno.
Tristemente Villamil describe a esta televisión como algo
cierto, como algo que no solo habla y muestra, sino que desgraciadamente nos
gobierna y desde hace mucho tiempo.
Twitter: @cesar_Rue
Facebook: Cesar Rue
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