lunes, 1 de septiembre de 2014

De 4 40


por Nailea Vargas


Mucha gente piensa que ser músico consiste únicamente en subir a un escenario y hacer música. Pero ser músico involucra diversas actividades para su preparación, ensayos, inversiones, desveladas, etc. Es por eso que uno de los temas principales en la conversación de estos trabajadores es el Sindicato de músicos.

Hablando del Estado de Hidalgo, existe un sindicato de este tipo en la capital, Pachuca y uno más en creación en el municipio de Zempoala. Como todos sabemos en teoría, los sindicatos fueron creados para defender los intereses de su grupo inscrito, el problema viene cuando el sindicato parece ser invisible para aquellos que pertenecen a él.

Hace algún tiempo las promesas del ahora líder sindical de músicos en Pachuca, Jesús Butrón, parecían las promesas de cualquier político en campaña electoral: Brindar seguro médico a los músicos inscritos en el sindicato, creación de viviendas para los mismos, la creación de una escuela de música con profesores nacionales, sueldo base para grupos de todo tipo en salones de Pachuca, prestaciones de ley y la presentación de grupos locales en cualquier evento musical importante dentro del municipio con su debido sueldo. Actualmente, ninguno de estos puntos ha sido cumplido desde hace ya cuatro años.

Los músicos inscritos en el sindicato del estado no poseen seguro médico, tampoco cuentan con un sueldo considerable para su trabajo tanto así que aquellos que trabajan en salones reconocidos de la capital como “Salones Perla”, “D´Carlo”, “Santa Cecilia” etc. Ganan alrededor de 400 pesos por un evento de 4 turnos de una hora. ¿Será que con tantas promesas el señor Butrón puede servir como candidato a diputado, senador o presidente de la República?

Creo que el problema se agrava cuando se piensa que ser trabajador de la música es algo simple que no requiere de beneficios como cualquier otra profesión tal como ser maestro, doctor o electricista y aún más cuando muchos de estos músicos únicamente tienen ingresos económicos con este empleo. También creo que la falta de apoyo y de comunicación entre ellos ha hecho que sus derechos no sean cumplidos. Necesitan levantar la voz y exigir los beneficios que les corresponden. No es suficiente con participar cada año en la feria de San Francisco o con tener una cena en el día del músico. Los músicos tienen valor y las horas de desvelo tras su instrumento deben ser consideradas tanto por ellos mismos como por las personas que dependen de su trabajo. Su musicalidad y profesionalismo deben ser recompensados.


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