Sepultados bajo un sueño.
Por: Sol Campero.
Los caminos forman parte de la existencia misma, a veces
conducen a sitios mejores, a veces te llevan al infierno,
¿o cómo se podría llamar al destino que la mayoría de los
inmigrantes enfrenta en su intento de cruzar la frontera?
Atrás quedan las ansias de los inmigrantes por el
“american dream”, en el desierto que se los traga, en la
furia del río bravo o tal vez en la indomable bestia, porque
hablar de inmigrantes es hablar de seres humanos que
pareciera pierden la identidad al toparse con el muro.
No es noticia nueva, es cierto, los medios sólo muestran
números de muertos sin rostros, sin alma y la indiferencia
de la sociedad deja una helada huella.
Los diferentes gobiernos de Estados Unidos desde
siempre se ha lavado las manos en la sangre los
inmigrantes, con esa manía implacable de tratar como
animales a quienes por muchos años han formado parte
de su dinámica económica; no sólo con la construcción
de un muro, que por cierto irónica y lamentablemente fue
realizado por compatriotas, sino con los excesos de la
patrulla fronteriza que dispara balas, incluso a inocentes
que no pretenden ir hacia el otro lado y ahora en el colmo
de la situación han puesto a su guarda armada a proteger
al “país de las oportunidades” del “peligro”, ¿es acaso tan
grave buscar una mejor calidad de vida?
Naturalmente no, y sin embargo aquí estamos
escuchando como son repatriados, algunos torturados
en el proceso y otros cazados por diversión, cada día
desde hace ya muchos años, con este discurso que duele
pero muy superficialmente porque hasta ahora no ha
logrado que los regímenes tanto latinoamericanos como
estadounidenses propongan una reforma migratoria que
ayude a cesar esta barbarie.
Twitter: @LeonoraZolezkaa
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